Nueva jornada de liga disputada este pasado fin de semana. Todo continúa igual en la lucha por el título de liga a la espera del clásico que disputará el próximo sábado. Tanto el Real Madrid como el Barcelona pasaron muchas dificultades para sacar sus partidos adelante, Los problemas que pasó el Barcelona eran bastante previsibles ya que se enfrentaba al Levante, equipo inmerso en la lucha por la Champions del año que viene, de hecho se adelantó el conjunto valenciano en la primera mitad y no fue hasta el segundo tiempo cuando se pudo ver al Barcelona de siempre, aunque hay que decir que tuvo alguna decisión arbitral bastante controvertida a su favor, como por ejemplo, el penalti que da origen al segundo gol que es bastante discutible, ya que existe un empujón leve sobre Cuenca que éste exagera claramente.
Las dificultades pasadas por el Real Madrid eran mucho menos previsibles ya que se enfrentaba al Sporting de Gijón, equipo prácticamente descendido a segunda división. Hay que decir que el equipo asturiano plantó algo más que el autobús sobre el Santiago Bernabéu (plantó unos cuantos vagones del Talgo) con una línea de cinco atrás y otra de cuatro por “delante” que en muchos momentos no se distinguía una de la otra, y el pobre Sangoy solo arriba peleando contra los elementos. El hecho es que el Sporting consiguió adelantarse en el marcador, de penalti, por mano de Sergio Ramos, que debió acarrearle la expulsión ya que era el último defensa. El gol contribuyó a un mayor nerviosismo del Madrid, situación bastante habitual desde la llegada de José Mourinho, que cada vez que el resultado no le es favorable transmite toda su inquietud al equipo, como si los partidos se ganaran en el minuto diez y no en el noventa. Una muestra la tuvimos este sábado, ya que instantes después de encajar el gol se dirigió al banquillo visitante sin ninguna razón aparente, señaló a algún miembro de dicho banquillo haciendo señas de que estaba loco. Si no llega a ser por la mediación de uno de sus ayudantes (Ruí Faría) habría montado las de San Quintín. Cuando se produjo esta acción uno de los que me acompañaba viendo el partido me comentó algo así; lo está haciendo a propósito para no sentarse en el banquillo del Nou Camp. Conociendo al personaje, todo puede ser.
En la disputa por la dos plazas restantes para la Champions, tanto Valencia como Málaga perdieron una oportunidad magnífica de dejar prácticamente sentenciadas estas posiciones, ya que el Valencia salió goleado del estadio de Cornellá por un Español que vuelve de esta forma a tener serias opciones de clasificación europea para el año que viene. El Málaga por su parte fue incapaz de pasar del empate en su campo contra una Real Sociedad que volvió a quedarse con diez desde mediada la primera parte y que ahora mismo no tiene ninguna aspiración por arriba ni peligro por abajo.
En la zona baja, hay dos plazas de descenso prácticamente adjudicadas, que son las del Sporting de Gijón y la del Racing de Santander, solo un milagro divino podría salvar a alguno de estos dos conjuntos. Pero el que se niega a bajar sin antes luchar contra un destino que parecía seguro hasta antes de la llegada de Manolo Jiménez es el Zaragoza, que con su victoria de ayer sobre el Granada se acerca cada vez más a la salvación. Mete de paso en muchos apuros al propio Granada y también al Villarreal que no pasó del empate en casa contra el Racing.
Como detalle curioso de esta jornada quisiera hablar de lo ocurrido en el último partido de la tarde de ayer domingo jugado en el estadio de Vallecas. Como todos sabemos a estas alturas los tapones son acciones de otros deportes como el Baloncesto por ejemplo. Pues ayer pudimos verlo por primera vez en un campo de fútbol, la acción se produjo cuando el partido llegaba a su fin, el centrocampista brasileño del Atlético de Madrid, Diego, se disponía a efectuar un saque de banda y en ese preciso instante el entrenador local José Ramón Sandoval se interpuso en su camino interceptando el balón con las manos, para que después digamos que los entrenadores de nuestro fútbol no son polifacéticos.
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